La carne de conejo, dicen, ayuda a reducir el colesterol, tiene mucha vitamina B12 y poco contenido en grasa, pero lo mejor es que en adobo está muy rico y con unas buenas papas es un plato con el que triunfar en casa. De hecho, nosotros lo hacemos de dos en dos porque un solo conejo no dura casi nada… El truco está en dejarlo en el adobo toda una noche antes de prepararlo.
Ingredientes:
Dos conejos troceados
Una cabeza de ajo
Pimentón dulce
Vinagre macho
Aceite de Oliva
Tomillo
Orégano
Una hoja de laurel
Sal gruesa
Un vaso de coñac
Agua
Elaboración:
Ponemos los trozos de conejo en una bandeja y le añadimos sal gruesa. En un mortero machacamos unos granos de sal, los dientes de la cabeza de ajo pelados, el tomillo, el orégano y el pimentón. Una vez molido todo le añadimos la hoja de laurel, el vinagre y el aceite.
Echamos todo el adobo sobre el conejo, tapamos y metemos en la nevera hasta el día siguiente.
En una sartén con abundante aceite freímos los trozos de conejo y los vamos colocando en un caldero aparte. El hígado se deja para el final y se dora un poco. Cuando hemos terminado añadimos todo el aceite sobrante de la sartén al caldero y cubrimos el conejo con agua (a la que añadimos el adobo que queda en la bandeja) y un vaso de coñac. Tapamos y ponemos a fuego medio.
Para rematar el plato sólo hace falta unas papas guisadas y algo de pan para mojar… | Manducatoria